La cuestión en la vida no es saber mucho, sino olvidarse de poco.

jueves, 14 de octubre de 2010

Experiencia África MRS 2010

Comienzan las clases, y como cada año, la gente te pregunta qué tal el verano, qué has hecho. Este año yo contesto: he estado en África. ¿Qué? ¿Como? ¿Cuando? 
MadridRumboalSur es una expedición de 100 afortunados jóvenes de la comunidad de Madrid, elegidos a concurso, que quieren convivir como si de una familia se tratase, un mes entero. Aprendiendo, conociendo otras culturas, cooperando con ONGs…                                                                                                                            
Para explicarme mejor me viene a la mente una frase de Pablo (jefe de monitores MRS) cuando aún estábamos en las dunas de Chegaga y nos disponíamos a dejar el Sahara, nos dijo que aunque abandonásemos África, el viaje continuaba y que nos empapásemos de todo lo que pudiésemos aprender aún. Pues bien, no volvemos los mismos, sino que volvemos empapados. Y por los cinco sentidos.
Mis ojos se han llenado de atardeceres tanto en las dunas del Sahara como en el Atlas. De paisajes que enmudecen, de paisajes que asombran, de olores en las medinas, y de lágrimas en alguna ocasión.
Mi boca se ha deleitado con raciones militares, con carne de camello, con la comida típica de Ramadán, sus hariras, sus dátiles y sus dulces. He bebido agua a cuarenta y nueve grados, agua con el sabor inconfundible de pastillas potabilizadoras. Me he podido refrescar con la bebida más comercial de todo Marruecos, el Hawai. Y por supuesto, le he cogido el gusto a esto de beber té. 
He tocado la piel de camaleones, he acariciado dromedarios, he rascado picaduras y he palpado el barro de Kasbahs de más de tres siglos. Mi piel ha absorbido el sol marroquí y un hongo africano, por ella ha recorrido agua de un pozo donde beben camellos.


MadridRumboalSur


Soy capaz de entrar en los curtidores de cuero, de pasearme entre puestos llenos de especias, de andar entre sangre y restos de cordero, junto con tortugas esperando ha ser compradas por turistas y gatos robando pescado puesto a la venta.
Con mis oídos he escuchado los cantos del Ramadán en la madrugada, las carcajadas de todos nosotros, los gritos de Telmo (jefe de la expedición) para que nos callásemos, los himnos de cada grupo, el romper de las olas, mi eco en el Atlas. He atendido en silencio el zumbido de crueles mosquitos, el chasquido de escorpiones o la bajada de la cremallera de un saco de dormir. El pinchazo de una rueda de las furgonetas alquiladas para llegar al desierto o al Lago Isli.
Libertad sin noción del tiempo. Los minutos y segundos forman parte de un sistema métrico olvidado. Allí en África contábamos el paso del tiempo por las veces que se rellenaba la cantimplora o por el número de paradas para atarnos los cordones.
Después de un mes, volvemos a la rutina pero ya no es lo mismo el simple movimiento de tirar de la cisterna, el de abrir un grifo con agua clara y potable, o el de encender la televisión. No vamos a dejar de hacerlo, pero con cada pequeña cosa que hacemos, nos damos cuenta de lo afortunados que somos por el simple hecho de que ahora nosotros también hemos vivido la “otra” realidad que comienza cuando acaba la nuestra, concretamente, a 14 kilómetros.
En definitiva, ha sido un mes de sensaciones. La sensación de libertad ha sido la predominante, cuando cogíamos sigilosamente manzanas e higos de huertos de nadie.
Porque África no se cuenta, se siente.
 
Olmo Redondo Traspas

Expedicionario MadridRumboalSur 2010

1 comentario:

  1. jajaj me acaba de llegar tu coment por email a la blak! q bueno tu blog...veo que estás al loro de la actualidad! al final q iciste el dia de la fiesta? moma estaba petadoo pero me lo pasé bien! bueno Olmo que, sigo tu blog ;)
    besos!

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