El pasado 19 de Agosto de 2010, Nicolas Sarkozy, tras un conflicto de represalia de un grupo de gitanos a la gendarmería francesa por la muerte de un joven de su comunidad, toma la decisión de cerrar la mitad de los 600 campamentos gitanos que hay en su país y por tanto, expulsar de Francia y repatriar a sus países de origen, Bulgaria y Rumania, a 1700 gitanos inmigrantes sin trabajo ni permiso de residencia.
El gobierno francés aduce que esos campamentos son focos de delitos y esgrime estadísticas que dicen que uno de cada cinco robos en París es cometido por rumanos.
Es un retorno voluntario, que incluye apoyo financiero”, afirmó el ministro de inmigración francés, y agregó que “la libertad de viajar entre países no debe ser una excusa para la migración masiva”El 65% de los franceses admite que les parece bien la idea de la expulsión.
La otra cara del debate la muestran organizaciones de apoyo a los gitanos, que señalan que esa comunidad sufre problemas de acceso a empleo, educación, salud y vivienda que la relega del resto de Europa.
Evidentemente, miles de manifestantes salieron a las calles de París y otras ciudades de Francia para protestar contra la política del gobierno de expulsión de gitanos, convocados por un centenar de asociaciones y organizaciones no gubernamentales, tachando de "racista" la política del gobierno de Sarkozy.
El presidente de la Liga de Derechos Humanos, Pascal Nakache, dijo que el gobierno había ido "demasiado lejos" con la expulsión de gitanos.
La medida ha causado el rechazo de la Comisión y el Parlamento europeos. Sin embargo, el líder galo se ha mantenido firme en la decisión, que pese a las críticas ha mejorado su popularidad en tiempos de recortes económicos.
Parte del problema radica en las incompatibilidades entre la forma de vida europea y la de la minoría gitana.
El estilo de vida nómada del grupo está caracterizado por viviendas improvisadas y la falta de trabajo fijo, lo que los ha excluido de la sociedad.
Nómadas desde hace 10 siglos, los gitanos aprendieron a vivir con lo mínimo, pero los requisitos que hoy les exige Francia para permanecer en el país son casi imposibles de satisfacer para muchos.
Para expresar mi opinión, me ayudo de una frase que ví en una pancarta de una fotografía, en la que un grupo de gitanos se manifestaban, en la que ponía:
"No a la política inhumana de Sarkozy"
Pues bien, los gitanos son una etnia más, como la mía que es la española, o como la de un compañero de clase que es cubana. El problema, es que pese a tener grandes comunidades y concentraciones gitanas, no tienen una país como tal que se identifique gitano, en el que vivan como quieran. Entiendo que si vives en un país, acates las normas de ese país y si no te gustan, tengas el derecho de irte libremente, pero tan sólo lbremente y que nadie te pueda expulsar, como si tu compañia les desagradase. Entonces, si no expulsamos a los alemanes inmigrantes en España, aún que muchos piensen que no tienen sentido del humor, por ejemplo, ¿Por qué habrá que expulsar a los gitanos de Francia, cuando la realidad es que están muy estereotipados?
¿No siempre hay campañas de sensibilización de diversidad cultarual, alegando que cuantas más culturas, más riqueza cultural? Los gitanos tambien son personas, con una etnia distinta, que tiene como todo en esta vida, aspectos positivos, y aspectos negativos.
Creo que todos los europeos tienen derecho a viajar libremete y por tanto, si un europeo quiere emigrar, gitano o no, puede emigrar. Entiendo que ya seas gitano o no, si haces algo mal, como por ejemplo cometer un delito, te repatrien seas de la nacionalidad que seas. Pero no está bien que por que una parte gitana cree problemas, todos los gitanos paguen por ello. Si no tienes papeles, que te den un margen de tiempo, pero no que te expulsen.
A nadie se le puede expulsar de la noche a la mañana como si de un perro se tratase.
Que no cumplen unas medidas mínimas de higiene, vivienda, salud.... Para empezar sufren problemas de accesso a estas medidas, a si que no lo usen como arguemnto cuando no les han tendido la portunidad para cambiarlo.
Otra forma de cambiar estos hábitos sería mediante unas campañas obligatorias de concienciación y sensibilización, que realmente, no harían flata sólo a gitanos. Todo se aprende en esta vida y por tanto que les den esa opción y no que les echen cuando quieran.
La etnia gitana siempre ha estado muy esteoreotipada, poniéndola clichés de todo tipo. ¿O no se expulsaron millones de gitanos de toda Europa durante el Holocausto?
No solo gitanos que se repatrian, sino que ya hay un montón de niños gitanos de nacionalidad francesa que van a tener que emigran junto con sus familias, a países donde ellos no han nacido. ¿Que pasaría si cuando cumplieran la mayoría de edad esos países como Bulgaria o Rumanía les expulsasen de ahí, por no haber nacido en esos países? Se formaría una situación de reciprocidad en el que los gitanos serían tan solo una pelota en un juego de pin-pon.
QUE CADA PERSONA SIEMPRE QUE ACATE LAS NORMAS DE DONDE VIVE, SEA LIBRE DE QUEDARSE DONDE QUIERA Y DURANTE EL TIEMPO QUE QUIERA.
Olmo Redondo Traspas
1*C BACH.
La cuestión en la vida no es saber mucho, sino olvidarse de poco.
viernes, 15 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
Experiencia África MRS 2010
Comienzan las clases, y como cada año, la gente te pregunta qué tal el verano, qué has hecho. Este año yo contesto: he estado en África. ¿Qué? ¿Como? ¿Cuando?
MadridRumboalSur es una expedición de 100 afortunados jóvenes de la comunidad de Madrid, elegidos a concurso, que quieren convivir como si de una familia se tratase, un mes entero. Aprendiendo, conociendo otras culturas, cooperando con ONGs…
Para explicarme mejor me viene a la mente una frase de Pablo (jefe de monitores MRS) cuando aún estábamos en las dunas de Chegaga y nos disponíamos a dejar el Sahara, nos dijo que aunque abandonásemos África, el viaje continuaba y que nos empapásemos de todo lo que pudiésemos aprender aún. Pues bien, no volvemos los mismos, sino que volvemos empapados. Y por los cinco sentidos.
Mis ojos se han llenado de atardeceres tanto en las dunas del Sahara como en el Atlas. De paisajes que enmudecen, de paisajes que asombran, de olores en las medinas, y de lágrimas en alguna ocasión.
Mi boca se ha deleitado con raciones militares, con carne de camello, con la comida típica de Ramadán, sus hariras, sus dátiles y sus dulces. He bebido agua a cuarenta y nueve grados, agua con el sabor inconfundible de pastillas potabilizadoras. Me he podido refrescar con la bebida más comercial de todo Marruecos, el Hawai. Y por supuesto, le he cogido el gusto a esto de beber té.
He tocado la piel de camaleones, he acariciado dromedarios, he rascado picaduras y he palpado el barro de Kasbahs de más de tres siglos. Mi piel ha absorbido el sol marroquí y un hongo africano, por ella ha recorrido agua de un pozo donde beben camellos.
MadridRumboalSur
Soy capaz de entrar en los curtidores de cuero, de pasearme entre puestos llenos de especias, de andar entre sangre y restos de cordero, junto con tortugas esperando ha ser compradas por turistas y gatos robando pescado puesto a la venta.
Con mis oídos he escuchado los cantos del Ramadán en la madrugada, las carcajadas de todos nosotros, los gritos de Telmo (jefe de la expedición) para que nos callásemos, los himnos de cada grupo, el romper de las olas, mi eco en el Atlas. He atendido en silencio el zumbido de crueles mosquitos, el chasquido de escorpiones o la bajada de la cremallera de un saco de dormir. El pinchazo de una rueda de las furgonetas alquiladas para llegar al desierto o al Lago Isli.
Libertad sin noción del tiempo. Los minutos y segundos forman parte de un sistema métrico olvidado. Allí en África contábamos el paso del tiempo por las veces que se rellenaba la cantimplora o por el número de paradas para atarnos los cordones.
Después de un mes, volvemos a la rutina pero ya no es lo mismo el simple movimiento de tirar de la cisterna, el de abrir un grifo con agua clara y potable, o el de encender la televisión. No vamos a dejar de hacerlo, pero con cada pequeña cosa que hacemos, nos damos cuenta de lo afortunados que somos por el simple hecho de que ahora nosotros también hemos vivido la “otra” realidad que comienza cuando acaba la nuestra, concretamente, a 14 kilómetros.
En definitiva, ha sido un mes de sensaciones. La sensación de libertad ha sido la predominante, cuando cogíamos sigilosamente manzanas e higos de huertos de nadie.
Porque África no se cuenta, se siente.
Olmo Redondo Traspas
Expedicionario MadridRumboalSur 2010
MadridRumboalSur es una expedición de 100 afortunados jóvenes de la comunidad de Madrid, elegidos a concurso, que quieren convivir como si de una familia se tratase, un mes entero. Aprendiendo, conociendo otras culturas, cooperando con ONGs…
Para explicarme mejor me viene a la mente una frase de Pablo (jefe de monitores MRS) cuando aún estábamos en las dunas de Chegaga y nos disponíamos a dejar el Sahara, nos dijo que aunque abandonásemos África, el viaje continuaba y que nos empapásemos de todo lo que pudiésemos aprender aún. Pues bien, no volvemos los mismos, sino que volvemos empapados. Y por los cinco sentidos.
Mis ojos se han llenado de atardeceres tanto en las dunas del Sahara como en el Atlas. De paisajes que enmudecen, de paisajes que asombran, de olores en las medinas, y de lágrimas en alguna ocasión.
Mi boca se ha deleitado con raciones militares, con carne de camello, con la comida típica de Ramadán, sus hariras, sus dátiles y sus dulces. He bebido agua a cuarenta y nueve grados, agua con el sabor inconfundible de pastillas potabilizadoras. Me he podido refrescar con la bebida más comercial de todo Marruecos, el Hawai. Y por supuesto, le he cogido el gusto a esto de beber té.
He tocado la piel de camaleones, he acariciado dromedarios, he rascado picaduras y he palpado el barro de Kasbahs de más de tres siglos. Mi piel ha absorbido el sol marroquí y un hongo africano, por ella ha recorrido agua de un pozo donde beben camellos.
MadridRumboalSur
Soy capaz de entrar en los curtidores de cuero, de pasearme entre puestos llenos de especias, de andar entre sangre y restos de cordero, junto con tortugas esperando ha ser compradas por turistas y gatos robando pescado puesto a la venta.
Con mis oídos he escuchado los cantos del Ramadán en la madrugada, las carcajadas de todos nosotros, los gritos de Telmo (jefe de la expedición) para que nos callásemos, los himnos de cada grupo, el romper de las olas, mi eco en el Atlas. He atendido en silencio el zumbido de crueles mosquitos, el chasquido de escorpiones o la bajada de la cremallera de un saco de dormir. El pinchazo de una rueda de las furgonetas alquiladas para llegar al desierto o al Lago Isli.
Libertad sin noción del tiempo. Los minutos y segundos forman parte de un sistema métrico olvidado. Allí en África contábamos el paso del tiempo por las veces que se rellenaba la cantimplora o por el número de paradas para atarnos los cordones.
Después de un mes, volvemos a la rutina pero ya no es lo mismo el simple movimiento de tirar de la cisterna, el de abrir un grifo con agua clara y potable, o el de encender la televisión. No vamos a dejar de hacerlo, pero con cada pequeña cosa que hacemos, nos damos cuenta de lo afortunados que somos por el simple hecho de que ahora nosotros también hemos vivido la “otra” realidad que comienza cuando acaba la nuestra, concretamente, a 14 kilómetros.
En definitiva, ha sido un mes de sensaciones. La sensación de libertad ha sido la predominante, cuando cogíamos sigilosamente manzanas e higos de huertos de nadie.
Porque África no se cuenta, se siente.
Olmo Redondo Traspas
Expedicionario MadridRumboalSur 2010
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